Cuando el sujeto demanda… ¿un análisis?

por María Inés Rosales Manfredi

Esta mesa a la que se me ha invitado a participar, enuncia unos temas que me ha parecido interesante poder articular aquí con algunas cuestiones que voy a tratar. Estos temas son: las derivaciones y las entradas en tratamiento… ¿En qué tratamiento? Bueno, en el psicoanalítico es la intención, o nuestra pretensión en tanto somos psicoanalistas.

Aunque Lacan decía “en el principio estaba la transferencia”-y sí, no voy a contradecirlo-es cierto que en algunos sujetos, en el principio parece estar sólo está el sufrimiento, y, eventualmente una demanda de alivio. Demanda en sentido amplio y múltiple que le dan las lenguas conocidas: como pedido, pregunta, a veces pleito…

Cuando un sujeto hace un pedido de ayuda porque ya no tolera su malestar, y sin saberlo se está planteando si quizá no le saldría más a cuenta renunciar a ese goce del cual poco sabe…Y bien, este pedido puede tomar distintas formas: explicarle a un amigo lo que le pasa y preguntarle (Demanda como pregunta) si conoce un terapeuta, o dejar que el otro se lo sugiera; buscar él un “psicólogo” por cualquier medio; buscar un “psicoanalista” porque tiene algún conocimiento sobre el tema; o dirigirse directamente a tal psicoanalista porque oyó hablar de él o lo escuchó exponer en algún lugar; e incluso presentarse ante tal psicoanalista  diciendo que quiere hacer un “análisis didáctico” o equivalente, dado que él mismo expresa estar en formación y querer ser psicoanalista; etc. 

Y bien; en algunas de esas formas de buscar ayuda al malestar anímico o subjetivo, puede que quien responda sea Umbral, o desde Umbral. Pero esto lo veremos después.

La frase de mi título es una pregunta que tiene cierta ambigüedad, más o menos calculada, que, de acuerdo a lo que acabamos de decir, permite desglosarla en varias preguntas, como:

  • Cuando el sujeto demanda ayuda por causa de un malestar psíquico… ¿será un psicoanálisis lo que habría pedido?
  • Y cuando el sujeto demanda un análisis- así explicitado- ¿será efectivamente una demanda de psicoanalizarse?
  • Y si el sujeto que nos llega demanda explícitamente que quiere hacer un tratamiento que NO sea un psicoanálisis (dirá que es largo, caro, demasiado “profundo”, etc.) ¿Será ciertamente un NO es NO, definitivo?
  • ¿Cuándo (con acento), o en qué momento el sujeto demanda un análisis?

Está claro que es desde el sujeto- el de la frase interrogativa del título- que nos estamos planteando la cuestión de la demanda de análisis. Pero no deja de estar claro para los analistas, que si comenzamos transitando la perspectiva del sujeto, nos encontraremos enseguida como la hormiga del cuadro de Escher al caminar por la cinta de Moëbius, pasándonos a la cara del analista, o lo que será más preciso decir, a la del deseo del analista: este deseo estará o no; pero si lo está o lo es, lo será desde el principio, es decir, desde que escucha- o no- eso que el sujeto le demanda. Y que, sea cualquiera de esos supuestos mencionados, lo cierto es que, el psicoanalista que ese sujeto se haya encontrado, si lo es, tendrá que definir el pedido en cuestión. Es decir, ver cómo es posible poner en esa cinta una demanda que devenga oferta de análisis y viceversa.

Para esto, habrá que ir viendo qué está dispuesto a tolerar cada uno, de esos dos que se han encontrado. Por ejemplo ¿Podrán reconocer ambos, el analista y el consultante, quién es el que va a detentar el saber y que a la vez será el que va a trabajar? ¿Podrán consentir que ambas cosas quedarán a cargo del Sujeto y no del analista? Pero a la vez, y paradójicamente ¿se permitirá operar a la transferencia, que consiste en suponer que es el analista quien sabe lo que le pasa al sujeto; pero tolerando el analista que sea sólo una creencia? ¿Podrá el sujeto que consulta ir dando forma de síntoma al malestar que más lo identifique, o más lo nombre? ¿Y si por hacer- con este síntoma- palabras, asociaciones, mensajes dirigidos al otro…este síntoma comienza a perder ese “sentido gozado” que le daba al sujeto su principal “beneficio”? Y a la vez, ¿renunciará el analista a acudir en “ayuda” del paciente y a darle el supuesto “alivio”… el alivio de devolverle a su síntoma el “sentido” que estaba perdiendo? (Lo cual sería equivalente a darle “respuestas” a lo que le ocurre, más las ideas que están implícitas sobre cómo solucionarlo)

Que el sujeto que llega quiere ser escuchado es obvio, pero ¿querrá ser escuchado de otra manera, que él entenderá como más allá de lo que dice, o a veces diferente o lo contrario de lo que dice? Y ¿querrá el analista callar para que el sujeto pueda empezar a decir bien o “biendecir”? 

Aún más. Sabemos desde Freud que “el inconsciente está sexualizado” y desde Lacan que “la transferencia pone en acto la realidad sexual del Inconsciente". Pero eso es entrar en un terreno inconfortable…el de la castración, el del desencuentro de los sexos, el de los géneros en discordia, el de la falta de relación o proporción sexual que no se quiere saber ¿Querrán hacer con eso que es inconfortable para ambos partenaires? Pero si ello no asoma, ¿de qué demanda estaríamos hablando? La demanda de análisis, con su oferta, implica poner eso en juego.

Habría mucho más para decir de lo que hace pasar un pedido de atención a una demanda de análisis, cuando quien lo recibe es alguien con el deseo propio de analista, y cuando quien formula el pedido deja entrever una cierta potencialidad de conectar con su inconsciente y de dejar que le sobrevenga a él ese otro deseo de psicoanalizarse. Dicho de otra manera: cuando las vueltas de la demanda, van conformando un deseo. Que no son el mismo deseo, ni siquiera equivalentes: el del lado del analizante durante su cura, que el surgido al final de un análisis como deseo del analista. No nos hagamos ilusiones, que ¡no hay ninguna reciprocidad! El deseo del analista es de otra fibra, es un deseo inédito (que no podemos desarrollar aquí)

Efectivamente tenemos un tiempo limitado. Pero no querría dejar de referirme a lo que dije al comienzo: A cuando la demanda proviene a través de Umbral; lógicamente desde mi experiencia de 17 años que llevo recibiendo pacientes de esta red, es decir, desde su inicio, habiendo formado parte de la lista de los 13 primeros analistas que Laura Kait me mostró de forma manuscrita en un papel.

De entrada quiero decir: Que la demanda provenga de Umbral no significa que se opere en absoluto diferente de como se ha transmitido.

Pero sí quiero decir que desde las primeras derivaciones que recibí de Umbral, hasta las actuales, con algunas muy escasas excepciones, se ha tratado de sujetos, de los más variados perfiles- como se dice ahora- o posiciones subjetivas- como decimos nosotros- cuyas demandas han podido reformularse como demandas “verdaderas” de análisis- como les llamaba Lacan- es decir, que no han rechazado la oferta de análisis que recibieron…¿cuándo? ¿De quién? - Obviamente del analista. Pero hay una anterioridad, algo previo en el caso de Umbral… Algo diferente del azar, que yo acabé creyendo percibir en casi todos esos pacientes provenientes de Umbral, que en su mayoría han podido entrar en esa ética del biendecir del Psicoanálisis.

Yo lo pienso en relación a esa modalidad de funcionamiento de Umbral que- paradójicamente desde cierta ortodoxia o más bien desconocimiento por verlo desde fuera- ha sido pensado como dificultad:  Como sabemos, un Sujeto llega a Umbral; o bien derivado por alguien o bien buscado/encontrado por él mismo. Éste es escuchado en su demanda inicial por un analista que sólo oye, apunta, pregunta lo mínimo para poder luego transmitir; se abstiene de intervenir, se pacta pago de la sesión, y se hace una doble propuesta: a un analista la derivación de ese paciente, y al sujeto ese determinado psicoanalista.

Cuando ese paciente llega a mi consulta, no tardo en constatar que la palabra Psicoanálisis está de entrada; que sabe que soy psicoanalista y todo eso ya ha sido admitido por él. Que suele mostrar que aquella primera vez que expresó al analista derivador su interés por “analizarse”- así suelen decirlo-se sintió escuchado “de otra manera”. Que muchas veces queda un resabio de esa transferencia breve con aquel analista…pero que, lejos de aparecer como un obstáculo, habría operado como un impulso, como un primer esbozo de un deseo de saber sobre eso que le pasa. Una transferencia previa, que no interrumpe sino que permite que pueda ser desplazada al analista que ahora tiene en frente, escuchando tal vez más activamente, es decir, preparándose para algún acto, llegado el momento, y para oír y hacer oír cómo algunos dichos podrán devenir decires…Y así, ir lo más lejos que se pueda en ese análisis.

Ciertamente ¡no voy a concluir que la forma de llegar al análisis que se hace a través de Umbral sea eso que hay que hacer para que funcione! Pero no dejo de reconocer que he podido y puedo trabajar muy bien con analizantes que han llegado desde Umbral advertidos y habiendo dado un consentimiento previo a algo que luego se encontraron y volvieron a consentir, ya desde otro lugar.

Barcelona, 28 de marzo de 2021

 

 

 

 

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