Dos anotaciones sobre el seminario “L’Insu…” de Jacques Lacan
Graziella Baravalle
“Poets are the unacknowledged legislators of the universe”
Percy B. Shelley
A defence of Poetry.
Antes de pasar a mis anotaciones, y respondiendo a la pregunta que nos convoca, propongo algunas reflexiones. No se puede negar que haya una “última” clínica de Lacan pues trabajó casi hasta el final de su vida. Pero una cosa es su práctica clínica, otra sus investigaciones sobre el psicoanálisis en sus seminarios (que constituyeron algo así como una “investigación permanente”), otra es trocear su teoría de modo tal que el llamado “ultimísimo” Lacan elimine su teoría anterior.
Es posible hacer unas separaciones didácticas entre períodos pero muy distinto es separarlos de manera tajante, pues el trabajo que hace Lacan en sus seminarios va evolucionando y enriqueciéndose permanentemente con nuevos aportes y determinaciones. Hacerlo puede llevarnos a conclusiones engañosas y dogmáticas.
Si leemos los testimonios de analistas que se analizaron con Lacan, no apreciamos muchas diferencias entre los testimonios según la época, pero sí según el analista que testimonia, ya que algunos dicen que Lacan hablaba poco, otros que siempre hablaba, otros que valoran más el hecho de que hacía sentir su presencia. Con quienes sí había una gran diferencia era con los psicoanalistas que lo habían obligado a abandonar la IPA, aunque algunos como Winnicott habían desarrollado una práctica mucho más parecida a la de Lacan respecto a la libertad en el manejo del tiempo, si bien por el lado del tiempo para Winnicott siempre era más largo de los establecidos 45 minutos.
Una nueva editorial francesa, Stilus, ha publicado recientemente un pequeño libro titulado La pratique de Lacan. que recoge testimonios que abarcan años anteriores a los últimos, y también los últimos y en verdad lo que se nota en sus últimos años es que Lacan ya estaba cansado y enfermo.
En este libro, por ejemplo, Gérard Pommier dice que Lacan nunca se quedaba mudo, como lo han pretendido muchos de sus imitadores. Intervenía con frecuencia y lo hacía en el modo condicional o futuro anterior que es el que conviene a la interpretación.
G. Pommier añade: Hay un deber de la interpretación para el analista, hay que ir al contacto para que “eso” hable. Lacan estaba en contacto, nunca se ausentaba, era el maestro de la interpretación anticipada. Incluso cuando alguien decía banalidades, Lacan intervenía y exclamaba : “¡Justamente es eso!”.
Otro psicoanalista que interviene en este libro, Patrick Valas, señala otras cuestiones importantes en su opinión. Para Lacan una demanda de análisis dirigida a un psicoanalista debía considerarse “una urgencia subjetiva”. No tenía lista de espera. Si Valas no decía nada, Lacan caminaba por la habitación haciendo nudos. También en esto se parecía a Winnicott, que leía o se ponía a ordenar papeles.
Así como muchos pacientes de Freud escribieron sobre sus análisis, también muchos analizantes de Lacan lo hicieron. Otro libro interesante, entre los tantos, es Travailler avec Lacan, (Didier-Weill y Safouan 2008), de Ediciones Aubier.
Paso ahora a mis anotaciones.
Primera anotación: La queja
Yo adjetivaría este seminario XXIV como “poético-sentimental”: poético por su estilo, que ya instaura con el título que Lacan mismo se decide a “transliterar”, y sentimental por la parte del seminario dedicada a cuestiones del amor, que en el título aparece introducido por “la mourre” que suena como “l’amour”, sabiendo que lo senti-mental miente (ment).
En este seminario gran parte está dedicada a continuar su investigación topológica de los nudos, cadenas, trenzas, tejidos que pueden ser agujereados para explicar el “trou” de lo Real, para completar la investigación sobre lo Inconsciente realizada con el lenguaje, que aparece dos veces con dos nombres en el título, insu y une-bévue, transliteraciones del Unbewusste freudiano.
Por mi parte dejo el campo de la topología a quienes son “suficientemente matemáticos”. En este sentido, la periodización realizada por Vappereau (1999) en su libro Noeud, (de su colección Topologie en extension) es verdaderamente didáctica y muestra la evolución de la investigación topológica de Lacan que el propio Vapperau continúa. (Primer período hasta 1961 con los grafos. Segundo período de 1961 a 1971 con las superficies, y de 1972 a 1981 con la cuestión de la escritura en términos de nudos).
Junto a este trabajo con los nudos, en este seminario Lacan-el-enseñante trasmite una suerte de revisión y rememoración de su teoría, subrayando que parte de Freud, pero que no pretende superarlo, sino ampliar, extender su teoría. Lacan quiere ahondar en la pregunta por el psicoanálisis, en qué consiste esta práctica, cuáles pueden ser sus “efectos desastrosos”.
Quiere como siempre, ampliar también su propia teoría.
Esta búsqueda, así como la fecha en que dicta el seminario, asediado por los problemas dentro de su escuela y previendo la disolución (el siguiente seminario es “El momento de concluir”), le da al seminario un aire pesimista, o mejor dicho de queja, especialmente al comienzo.
Hay varias expresiones de Lacan en este sentido:
- La ciencia no es un progreso, gira en redondo. El psicoanálisis tampoco es un progreso, es un camino práctico para sentirse mejor, y ese “sentirse mejor”, hay que decirlo, no excluye el embrutecimiento.
- El psicoanálisis también gira en redondo. Es la forma moderna de la religión, ya que lo real y lo verdadero no son siempre sinónimos. Lo verdadero es lo que creemos como tal, la fe religiosa no tiene nada que ver con lo real.
- Identificarse con el síntoma, o saber hacer (savoir-y-faire) con el síntoma, como fin del análisis, hay que reconocer que es poco. No va lejos.
- Ha repetido recientemente que el psicoanálisis no tiene estatuto de ciencia y sólo puede esperarlo. Y es un delirio esperar que conlleve una ciencia, que se vuelva científico.
- Sólo podemos elegir entre locura o debilidad mental (en la que se incluye). Esta se debe a que el hombre no sabe “faire avec”, arreglárselas con los efectos del significante. Es lo que nos habita.
- Se rompe la cabeza para explicar a Freud, con historias de la cadena borromea, fracasa después de estar 48 h. haciendo la “cuatrenza”.
- Los resultados del pase no son lo que había esperado.
- ¿Es el psicoanálisis un autismo de a dos?
- ¿Cuál es esta fuerza demoníaca que le impulsa a decir algo, a enseñar?… es el superyó.
- Al querer escribir la fórmula del discurso analítico, comete un lapsus calami y dice: ya no encuentro tanto como busco. Giro en redondo.
- En Bruselas habló mal del psicoanálisis. De su falta de esperanza, dijo que el psicoanálisis es una estafa.
Segunda anotación: La poesìa
Estos son algunos ejemplos, pero dejará de girar en redondo, seguirá investigando, rompiéndose la cabeza aunque no sepa contra qué.
Es una estafa, dice, pero no cualquier estafa. Recae sobre el significante y éste tiene efectos de sentido. El S2 no es segundo, sino que es sentido doble para que S1 tome su lugar correctamente.
Por eso el psicoanálisis no es más estafa que la poesía misma, que se basa precisamente en esta ambigüedad de sentido doble. Es imaginariamente simbólica. Y el psicoanálisis puede intervenir simbólicamente para disolver lo Real del síntoma.
La lengua es, según Saussure, el momento de una maduración que cristaliza con el uso. Y la poesía proviene de una violencia sobre ese uso.
Para Lacan en este seminario su concepción de lo Real se ha convertido en una paradoja. Ya que lo Real está excluido del sentido, pero dice, “nosotros trabajamos con el sentido”. Él mismo le supuso un sentido a lo Real cuando lo relacionó con la palabra latina “reus”, culpable. ¿Cómo hacer para que el psicoanálisis no se transforme en un autismo de a dos?
El corte producido por una interpretación poética podría, en un relámpago, hacer aparecer lo Real. A eso se refiere Lacan cuando habla de un “significante nuevo”, tal vez nuevo para el sujeto. Para no recaer siempre en la parentalidad ya que son los padres los que le han enseñado “lalengua”.
Habiendo llegado a expresar que a esta “estafa” hay que tomarla en serio, podemos aislar una serie de consejos al psicoanalista basados en esta confianza en la poesía, un uso diferente del lenguaje, apartado de la lógica, en la que a veces se ha deslizado, pero que dice es el parásito del hombre. La poesía despierta al parlêtre de su adormecimiento, a diferencia del discurso, que es adormecedor. Por eso también la poesía recitada duerme.
Esta posibilidad de despertar tiene que ver con revertir el toro de lo Simbólico, que ha envuelto a lo Imaginario y lo Real, en una segunda vuelta con predominio de lo Real de lalengua.
Insiste en el descubrimiento freudiano de que un psicoanalista —y añade— “al menos en el punto al que he llegado”, depende de la lectura que hace de lo que “le dice” el analizante.
La poesía, como Lacan la entiende en relación con el psicoanálisis, por el uso de la metáfora, la metonimia, la homofonía, etc. tiene un estrecho vínculo con la transferencia y con la interpretación. El sentido tapona, pero con ayuda de la escritura poética se puede captar la dimensión de la interpretación psicoanalítica. Se trata de una resonancia basada en la estructura del “mot d’esprit”. (Esta palabra me gusta más que chiste y ya puestos a mezclar lenguas…).
En su hermoso libro recién publicado por Galilée, La poésie brûle, Gérard Pommier (2020) en el primer capítulo, “La mano tendida de Paul Celan”, cita de una carta del poeta a Hans Bender, la frase “Je ne vois pas de différence de principe entre une poignée de main et un poème”. Esta mano tendida a un lector desconocido, nos recuerda la mano tendida desde la zarza ardiendo del seminario sobre La Transferencia de Lacan. Pommier ha recogido el testigo del legado de Lacan en lo que se refiere a la poesía, no como simple hacer, “poiein” de Heidegger (fabricar, ejecutar, confeccionar) que se acerca más a la tarea con los nudos, sino como palabra creada para suplantar al dios oscuro, el Urvater.
A lo largo de este seminario Lacan tiende efectivamente la mano a sus discípulos. A Alain Didier Weill le concede dos clases del seminario, durante las cuales se establece entre ellos un intercambio epistolar en que la carta de “almor” de Didier Weil llega a su destino. Cita a J. Kristeva y a Jean Claude Milner, dialoga con sus alumnos topólogos que a su vez son sus enseñantes en topología, y deja a todos los psicoanalistas que lo escuchan el legado de sus consejos para la práctica del psicoanálisis.
Michel Bousseyroux, en Au risque de la topologie et de la poésie (Bousseyroux 2018) transcribe una nota que Lacan envió a Jean Michel Vappereau, y que éste dio a conocer. En esta carta Lacan dice que “nació” poema y papouète y nos muestra lo que entendía por poesía, cuando se lamentaba de no ser pouatassez. Bousseyroux añade papouatassez, neologismo en que se inscribe la palabra papou, apodo cariñoso que los niños dirigen al padre. Allí también Lacan escribe que el poema que él es consiste en un solo verso, Être-Où? (¿Ser-dónde?) y firma Là-quand? (¿Allí-cuándo?). Así debería funcionar la interpretación en tanto corte. A partir de esta nota de 1977, Lacan, transformado en pregunta, reanuda su investigación sobre el psicoanálisis y el tiempo en los seminarios siguientes “El momento de concluir” y “La topología y el tiempo” de 1979.
Para terminar, una conclusión
Decía que llamaría a este seminario “poético-sentimental”, porque Lacan se presenta con sus sentimientos, su queja, su desánimo, al mismo tiempo su dedicación, superyoica según él al psicoanálisis, que lo empuja a seguir enseñando, su afecto por sus discípulos y su decisión de interrogarse siempre sobre su práctica.
Sentimientos, porque al deslizarse por la transferencia, dice que reconoce también el odio, en tanto es pariente del amor. Se ha insistido en la primera parte del título del seminario, pero existe la segunda parte, “s’aile à mourre”, también intraducible en su alcance poético, pero que implica tanto un impulso, un volar hacia el amor, como también lo que está en juego en el amor, la mort, la muerte, el amuro, la morra, juego en que el azar es incalculable y al que para jugar hay que arriesgarse.
L’insu que sait, que también puede leerse “insuccès”, es el fracaso del “Unbewusste” alemán. Lacan-el-enseñante, el analista-analizante, prefiere trasmitir el tropiezo, l’Une-bévue que con su falta, permitirá encaminarse a esa morra azarosa, a esa aventura del deseo.
Y allí, cuando ya no fuera, los enamorados de su teoría seguirán por los caminos que Là-quand abrió, no sin riesgo.
Referencias bibliográficas
Bousseyroux, Michel. 2018. Au risque de la topologie et de la poésie. Toulouse: Éditions Érès
Didier-Weill, Alain y Safouan, Moustapha. 2008. Travailler avec Lacan. Paris: Aubier Psychanalyse
Nacht, Marc., Pommier, Gérard., Porge, Erik., Safouan, Moustapha., Simatos, Christian., Staricky, Annie., Valas, Patrick y Winter, Jean-Pierre. 2020. La pratique de Lacan. Bajo la dirección de Luis Iscovitz, Paris: Stilus Éditions
Lacan, Jacques. L'insu que sait de l'une bévue s'aile à mourre. [Versión francesa, mecanografiada, fotocopiada y distribuida por la Biblioteca Freudiana de Barcelona]
Pommier, Gérard. 2020. La poésie brûle. Paris: Galilée
Vappereau, Jean-Michel. 1999. Noeud. La théorie du noeud esquissée par J. Lacan. Paris: Topologie En Extension. http://jeanmichel.vappereau.free.fr/textes/noeud/index.html